lunes, 20 de julio de 2009

Feliz dia del amigo !!!


SIENTO RUIDO DE PELOTA

Compañía. Silenciosa y fiel compañía. Los silencios mas agradables de la vida. Mesa de bar a la hora que se antoje. Los pocillos, algún pucho y tirando temas a cuentagotas, sin borbotones histéricos, ni armados. Luego un buen silencio, ese de saberse acompañado si necesidad de hablar por hablar. He ahí un par de amigos. Casi siempre uno de los dos espera brindarle al otro el hombro para apoyarse, el oído para escuchar una confesión, el pañuelo para secar alguna lagrima. Todo surge sin guiones previos, por el simple impulso del cariño por el otro. Y ahí están apoyándose el una con el otro, sin manifestarlo en carteles o publicarlo por allí. Que la novia aquella, que los pibes, que el hueco en el bolsillo o en el alma. Con el amigo cerca, todo es mas fácil. Y como será, que a veces a grandes distancias, incluso la que van de aquí al cielo, basta pensarlo, basta plantearse que haría el en esta, para sentirse un poco mejor. Debe ser un sentimiento no muy amplio, mas bien cerrado y hasta machista, pero el ruido de pelotas a los dos menos cuarto de la siesta era un llamado de amor, un timbre, una convocatoria única e inolvidable. Uno la sentía botar por la calle del barrio y en medio del sosiego, nos íbamos desprendiendo de las casas, llevados, atraídos por la pelota como si a ella la llevara el flautista de Hamelin. Nos colgábamos del hombro del mas amigo o del que estaba mas cerca y caminábamos hacia la canchita en una procesion maravillosa, en la previa de un acto sagrado que no tiene igual. Despues el partido. Alguna peleita. Que la pelota paso por arriba del palo (entiéndase un montículo de ropa), que fue alto, que fue gol. Y luego la ceremonia ya narrada alguna vez en esta pagina. Esa que se repite desde que uno tiene siete años hasta el tercer tiempo de los veteranos. El árbol amigo y la rueda alrededor de la gaseosa, la sangría, el mate y las charlas de los bueyes perdidos de la vida. Que todo comienza con el saldo del picadito que se han jugado, con las chanzas del arquero que lleva la mayor cantidad de goles en contra del barrio en toda su historia, o al mas pituco, el mas cancherito, ese que usaba el pantaloncito ajustado, la melenita al viento, y caminaba la cancha en puntas de pie, al que se le reprochaba el no definir el cotejo, al querer hacer un gol de taquito o de rabona, el sos medio pecho frió y la respuesta que no se hacia esperar de el dandy: ustedes son unos cavernarios, aplauden los fules, se tiran al piso y gozan como si tiraran un caño. y el salto a saber a que cancha va a ir uno al otro día si es que va a ir. O la invitación a escuchar los partidos inmersos en un gran torneo relámpago de truco con flor. Y la referencia indispensable a la salida nocturna, a la teñida a la cual le apunto nuestro marcador lateral izquierdo en inmediatamente el NO del cinco. El no te conviene, esa mina te quiere usar, pibe. Esa mezcla amistosa de consejo y filosofía de vida que tiene que ver mas con el temor de perderlo al tres para siempre por irse detrás de la teñida y no contarlo mas los sábados, aunque uno cree que eso es inviolable. El estar en la popular local que da a Casa Amarilla y mirar la popular visitante, con un puñadito de locos que van por la hazaña y saber que ahí esta el amigo, haciéndole el aguante a su cuadrito y uno quiere ganarle porque aunque sea un cuadrito, mañana quien lo aguanta. Y decir amigo es decir fútbol. Y seguro muchas cosas mas. Pero fútbol seguro. Y por eso es que la pagina aprovecha para saludar a los oyentes y los compañeros de mesa. Es que cuando suena el "no te quedes ahí afuera...el partido va a empezar", somos muchos los que vamos detrás, como en aquella procesión detrás del ruido de pelota. Y otra ceremonia de amistad tiene su arranque. Y uno desea que no termine nunca.

Osvaldo Alfredo Wehbe.

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